Este sábado 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha que instauró la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en 2015 en el marco de las medidas la Agenda 2030 por a un Desarrollo Sostenible y que, entre otros objetivos, quiere conseguir la igualdad de género exponiendo que la paridad no puede obtenerse si no pasa por la participación plena y en igualdad de condiciones de las mujeres de todas las edades en las innovaciones científicas y tecnológicas. En Sant Pau, muchas profesionales realizan actividad asistencial y también investigación. En este sentido, en el Instituto de Investigación del Hospital de Sant Pau (IIB Sant Pau), actualmente hay 70 grupos de investigación y este año, por primera vez desde su creación en 1992, se ha conseguido llegar a la paridad de género entre los jefes de investigación, una cifra muy significativa si tenemos en cuenta que en Europa sólo el 26% son mujeres.
El Campus Salud Sant Pau es un entorno privilegiado porque entre otras instituciones incluye el IIB Sant Pau, un centro dedicado a la investigación básica, clínica, epidemiológica y de servicios sanitarios en el ámbito de las ciencias de salud y la biomedicina adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y reconocido desde 2011 como centro de investigación sanitario de alto nivel orientado a desarrollar nuevas técnicas y procesos mediante la innovación sanitaria. Hoy, el IIB Sant Pau tiene 5 áreas de investigación, 5 programas transversales y grupos de investigación asociados. Aunque este año el número de mujeres y hombres que son jefes de investigación se ha equiparado, el 80% del personal científico y científico-técnico son mujeres y el 68% de los investigadores predoctorales también.
Cuando se les pregunta por qué decidieron ser científicas, todas coinciden en destacar su curiosidad “por saber cómo funcionan las cosas, desde pequeña”, explica la Dra. Olivia Belbin, jefe de investigación del grupo de Neurodegeneración Molecular. En la misma línea se expresa la Dra. Elisa Llurba, directora del Servicio de Ginecología y Obstetricia de Sant Pau y jefa del grupo de investigación en Medicina Perinatal y de la Mujer: “tengo curiosidad por descubrir cosas que me preocupan, que pueden preocupar a mis pacientes. Es decir, cuando veo un problema de salud me planteo por qué ha pasado e intento buscar alguna forma de solucionarlo. Básicamente, tengo mucha curiosidad por saber y entender las razones de este problema de salud y la única manera de poderlo descubrir es siendo científica”.
No sólo es importante tener curiosidad y plantearse el porqué de las cosas. También «ser inquieta y constante», según la Dra. Aina Marsal, investigadora predoctoral del Grupo Síndromes de Reparación del ADN y Predisposición al Cáncer, quien no duda en dar un mensaje a todas las niñas que quieren ser científicas: «preguntar no te hace más débil, sino más fuerte».
Otras cualidades son “tener empatía, saber trabajar con tu equipo, colaborar, ayudar… y tener ese espíritu de investigación”, explica Dra. Shaimaa El Bounasri El Bennadi, técnica de la Unidad de Memoria y del Grupo Neurobiología de las Demencias. Por su parte, la Dra. Muriel Vicent, neuropsicóloga del Servicio de Psiquiatría e investigadora clínica del Grupo de Salud Mental, destaca que “lo más importante es investigar lo que realmente te guste, que tenga un sentido en tu vida y que te permita poder aplicarlo en la vida de las personas”.
Este año, el IIB Sant Pau ha querido contribuir a mejorar la visibilización de las mujeres científicas y al mismo tiempo proponerlas como modelo a seguir para las niñas con la campaña de redes sociales #BeRealinScience. Inspirada en la aplicación BeReal, las científicas del IIB Sant Pau se hacen selfies y fotos de lo que están viendo en ese mismo momento. De esta forma, contribuimos a romper estereotipos y dejar de lado la idea preconcebida de “científica” que muchas veces puede parecer un poco lejana y podremos ver cómo es y qué hace una científica de verdad durante su día a día. El objetivo es que la población pueda ver cómo las científicas también forman parte de la cotidianidad sin ningún tipo de “filtro”.