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21/01/2025

La reversión de las alteraciones lipoproteicas en pacientes con ictus isquémico ofrece nuevas perspectivas para la investigación y la gestión de las enfermedades cardiovasculares

Un estudio recientemente publicado por investigadores del Instituto de Investigación Sant Pau (IR Sant Pau) y de la Unidad de Ictus del Hospital Sant Pau en el Journal of Lipid Research aporta nuevas evidencias sobre el papel esencial de las propiedades cualitativas de las lipoproteínas, como LDL y HDL, en la fisiopatología de las enfermedades cardiovasculares, como el ictus isquémico. De esta manera subrayan la importancia de ir más allá de los niveles cuantitativos tradicionales de colesterol para valorar el riesgo de estas patologías.

La Dra. Sonia Benítez, investigadora del grupo de investigación de Bioquímica Cardiovascular del IR Sant Pau y una de las autoras del estudio, destaca que “no es tanto la cantidad de LDL o HDL como su calidad lo que determina el riesgo residual de ictus isquémico. Este estudio confirma que algunas alteraciones cualitativas de las lipoproteínas, como el aumento de carga eléctrica negativa en la LDL y la HDL (LDL(-) o HDL(-)), podrían tener un papel causal en la progresión de enfermedades cardiovasculares”.

La relación del ictus isquémico y las lipoproteínas

El ictus isquémico, una de las principales causas de mortalidad y discapacidad a nivel mundial, a menudo se relaciona con la aterosclerosis carotídea. Aproximadamente un 20 % de los ictus están asociados directamente a la presencia de placas ateromatosas en las arterias carótidas, aumentando significativamente el riesgo de eventos vasculares graves. Tradicionalmente, la gestión clínica de estos pacientes se ha centrado en reducir los niveles de colesterol de LDL y HDL, pero este nuevo estudio del IR Sant Pau pone de manifiesto que las características cualitativas de las lipoproteínas también son fundamentales en el desarrollo y la progresión de estas enfermedades. Esta nueva perspectiva abre oportunidades para abordar de manera innovadora las alteraciones lipoproteicas y los riesgos asociados.

El estudio se llevó a cabo como un estudio observacional de cohorte en el Hospital de Sant Pau entre enero de 2016 y marzo de 2019. La población estudiada incluía pacientes adultos que habían experimentado ictus isquémico de circulación anterior y aterosclerosis carotídea recientemente diagnosticados, así como un grupo de sujetos sanos como control. Las lipoproteínas se aislaron de muestras de sangre de 27 sujetos sanos y 64 pacientes con aterosclerosis carotídea a los siete días y al cabo de un año después del ictus.

Alteraciones de las propiedades cualitativas

A los siete días después del primer ictus, las LDL presentaban un aumento de la carga negativa, un incremento de cerámidas proinflamatorias y triacilglicéridos, así como una disminución en fosfolípidos y colesterol. En este aspecto, se realizó un completo estudio lipidómico de las LDL en colaboración con el grupo de la Dra. Öörni en el Wihuri Research Institute de Helsinki. Estas modificaciones de las LDL están asociadas a procesos inflamatorios y aterogénicos que aumentan la vulnerabilidad de las placas carótidas. En cuanto a las HDL, se identificaron alteraciones en la composición proteica, como una reducción en los niveles de apoA-I y un incremento en apoA-II y apoC-III, lo que deterioró sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, comprometiendo su capacidad para prevenir la modificación de las LDL y su efecto inflamatorio.

Un aspecto destacado es que estas alteraciones cualitativas se mantienen a pesar de la introducción precoz de medicamentos como las estatinas. “Esto sugiere que estas modificaciones tienen raíces profundas en la fisiopatología del paciente. Sin embargo, un año después del ictus, gracias a las intervenciones terapéuticas como estatinas y antiagregantes, así como posibles mejoras en los hábitos de vida, las lipoproteínas mostraron una mejora significativa”, añade la Dra. Sonia Benítez.

Así, las LDL se volvieron menos susceptibles a oxidación y agregación, mientras que las HDL recuperaron parcialmente sus propiedades protectoras. Además, se observó una disminución en los niveles de LDL(-) y HDL(-), subtipos electronegativos de lipoproteínas con alto potencial aterogénico. “Esto puede significar que las intervenciones terapéuticas tienen la capacidad de revertir parcialmente los efectos perjudiciales de estas alteraciones”, añade la Dra. Núria Puig, investigadora también del grupo de Bioquímica Cardiovascular y primera autora de la publicación.

Cambio de paradigma

Esta investigación introduce un cambio paradigmático en la comprensión del papel funcional de las lipoproteínas en enfermedades cardiovasculares y concretamente en el ictus isquémico asociado a aterosclerosis carotídea. Los hallazgos subrayan la necesidad de adoptar un enfoque integrador que permita explorar las propiedades cualitativas de las lipoproteínas para identificar pacientes con alto riesgo de complicaciones, incluso cuando sus niveles lipídicos cuantitativos parezcan normales.

Esto puede ayudar a personalizar los tratamientos según las características específicas de cada paciente y ajustar mejor las intervenciones farmacológicas y no farmacológicas. Los investigadores también apuntan hacia el desarrollo de estrategias terapéuticas dirigidas a modificar la composición de lipoproteínas, con un impacto positivo potencial en la prevención de complicaciones cardiovasculares. Esto incluye la reducción de LDL(-) y HDL(-) mediante cambios en la dieta, el ejercicio físico y una adhesión más consistente a los tratamientos con estatinas.

Implicaciones clínicas y futuras direcciones

Sin embargo, el estudio presenta algunas limitaciones, como el tamaño reducido de la muestra de pacientes, lo que dificulta la generalización de los resultados. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de estudios con cohortes más grandes que permitan confirmar los hallazgos y analizar subgrupos específicos, como según el sexo o el tipo de intervención terapéutica. En este aspecto, el Dr. Pol Camps de la Unidad de Ictus, segundo autor de la publicación, y la Dra. Benítez han formado recientemente, junto con otros grupos europeos, un consorcio llamado BioStroke enfocado en la investigación de biomarcadores del ictus, con el objetivo de establecer colaboraciones que permitirán ampliar los estudios a mayores cohortes de pacientes.

Según la Dra. Benítez, “la investigación traslacional en este campo es clave para llevar estos hallazgos a la práctica clínica. Nuestro objetivo futuro es desarrollar herramientas para identificar pacientes con mayor riesgo y, eventualmente, diseñar estrategias terapéuticas dirigidas a revertir estas alteraciones lipoproteicas”. Esta investigación abre una puerta prometedora para futuros enfoques clínicos que no solo se centren en los niveles lipídicos tradicionales, sino también en las propiedades cualitativas de las lipoproteínas, complementando así las estrategias terapéuticas actuales y reduciendo el riesgo de recurrencia de ictus y otras complicaciones cardiovasculares.

Artículo de referencia:

Puig, N., Camps-Renom, P., Hermansson, M., Aguilera-Simón, A., Marín, R., Bautista, O., … Benitez, S. (2024). Alterations in LDL and HDL after an ischemic stroke associated with carotid atherosclerosis are reversed after 1 year. Journal of Lipid Research, (100739), 100739. doi:10.1016/j.jlr.2024.100739

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