Investigadores del Instituto de Investigación Sant Pau (IR Sant Pau) han publicado un estudio que demuestra que “las alteraciones cerebrales relacionadas con las formas más agresivas de deterioro cognitivo en la enfermedad de Parkinson ya se pueden detectar años antes de que el trastorno cognitivo se manifieste”. La investigación realizada forma parte de un proyecto financiado por la Fundación la Marató de TV3 y liderado por el Dr. Javier Pagonabarraga, investigador del Grupo de la Enfermedad de Parkinson del IR Sant Pau y neurólogo de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital de Sant Pau. Los resultados abren nuevas líneas para anticipar, comprender e intervenir en los trastornos cognitivos relacionados con esta enfermedad.
A diferencia de lo que sucede en otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, en el Parkinson no todas las personas desarrollan deterioro cognitivo o demencia. Lamentablemente, una proporción significativa sí lo hace y, en algunos casos, el empeoramiento cognitivo es muy agresivo durante los primeros años de la enfermedad.
Actualmente, resulta muy difícil poder anticipar en personas con un reciente diagnóstico de Parkinson o sin problemas cognitivos quién desarrollará demencia, pero los investigadores tienen muy claro qué anomalías suelen estar presentes a nivel cerebral y cognitivo en las personas con Parkinson que sufren un trastorno cognitivo grave.
“En muchos casos, cuando el cerebro está enfermando, las pruebas de evaluación neuropsicológica y las técnicas de imagen cerebral no nos permiten ver fenómenos que ya están presentes. Cuando detectamos los problemas a nivel clínico, sabemos que ya existe un daño cerebral muy significativo. Por eso, pensando en la posibilidad de intervenir antes de que el daño cerebral sea muy extenso, necesitamos desarrollar técnicas que nos permitan observar fenómenos que ya están presentes en aquellos casos que experimentarán una forma más agresiva de la enfermedad, pero que aún no podemos observar”, explica el Dr. Saül Martínez-Horta, investigador del Grupo de la Enfermedad de Parkinson del IR Sant Pau y neuropsicólogo de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital de Sant Pau.
En este estudio los investigadores se centraron en pacientes con diagnóstico reciente de Parkinson y sin problemas cognitivos, a los que siguieron durante cuatro años. Inicialmente, obtuvieron medidas de la actividad cerebral mediante electroencefalograma (EEG), imágenes cerebrales de resonancia magnética (RM) y midieron los niveles de un marcador en sangre relacionado con el daño neuronal conocido como neurofilamento de cadena ligera (NfL); además, cada año se les realizó una extensa batería de exploración neuropsicológica para evaluar su estado cognitivo.
El seguimiento demostró que existen dos grandes grupos de pacientes: uno que no muestra un empeoramiento cognitivo marcado durante los primeros cuatro años, y otro grupo que empeora dramáticamente a partir del segundo año. Curiosamente, no identificaron que las medidas de RM, niveles de NfL o el rendimiento cognitivo durante la primera visita detectaran diferencias entre estos dos grupos. Es decir, estas medidas utilizadas habitualmente no permitían anticipar cómo evolucionarían los pacientes. Sin embargo, los análisis de la actividad cerebral obtenida con EEG mostraron que los casos que dos años después experimentarían un claro deterioro cognitivo ya presentaban durante la primera visita un marcado enlentecimiento de la actividad cerebral en las zonas de los lóbulos temporales, parietales y frontales del cerebro.
Según el Dr. Arnau Puig-Davi, investigador del Grupo de la Enfermedad de Parkinson del IR Sant Pau y neuropsicólogo de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital de Sant Pau, “gracias al EEG en reposo podemos detectar, desde las fases previas al deterioro cognitivo leve, anomalías cerebrales relacionadas con los cambios que ya afectan a los pacientes que más tarde presentarán un claro empeoramiento cognitivo y demencia”.
Este estudio abre nuevos horizontes para la detección precoz de los casos que desarrollarán demencia asociada al Parkinson, y los resultados obtenidos permitirán estudiar y comprender mejor los mecanismos que explican las diferencias observadas en cuanto a la evolución cognitiva de las personas con Parkinson. Los investigadores consideran que este hallazgo podría ser muy útil a la hora de evaluar precozmente tratamientos dirigidos a minimizar el riesgo de desarrollar un trastorno cognitivo asociado al Parkinson.
Arnau Puig-Davi, Saül Martínez-Horta, L., et al. (2024). Predicción de la Heterogeneidad Cognitiva en la Enfermedad de Parkinson: Un Estudio Longitudinal de 4 Años Utilizando Biomarcadores Clínicos, Neuroimagen, Biológicos y Electrofisiológicos. Annals of Neurology 2024 Ago 5; 00:1-13 DOI: 10.1002/ana.27035
Proyecto financiado por la Fundación la Marató de TV3: “Marcadores Sanguíneos y Neurofisiológicos de la Progresión del Deterioro Cognitivo en la Enfermedad de Parkinson” (Expediente: 20142910; IP: Dr. Javier Pagonabarraga).