La llamada prescripción diferida de antibióticos es una estrategia para reducir el uso inadecuado de estos medicamentos, que puede ser útil para hacer frente al grave problema mundial que supone el crecimiento de las resistencias bacterianas. Esta estrategia ha demostrado ser ligeramente más eficiente que la prescripción inmediata y la no prescripción antibiótica y es percibida como una herramienta útil por los profesionales en situaciones de incertidumbre, según dos nuevos estudios publicados por investigadores del Institut de Recerca Sant Pau y el Centro Cochrane Iberoamericano.
En el primer estudio, los investigadores realizaron un análisis de coste-efectividad, comparando la prescripción diferida respecto a la prescripción inmediata y la no prescripción de antibióticos. El análisis incluyó datos de un ensayo clínico realizado por el propio grupo de investigadores, mostrando que la prescripción diferida era ligeramente más eficiente que la prescripción inmediata y que la no prescripción de antibiótico.
El Dr. Pablo Alonso, director del área de Epidemiología y Salud Pública y Atención Primaria del IR Sant Pau, investigador del Centro Cochrane Iberoamericano e investigador principal de esta línea de trabajo, afirma que «el tratamiento diferido en la población pediátrica mostró resultados ligeramente superiores al resto de estrategias, también cuando se consideraron los costes de las resistencias bacterianas«.
En el segundo estudio, los investigadores exploraron las percepciones y actitudes de los profesionales de atención primaria sobre antibióticos y la prescripción diferida como tratamiento para pacientes adultos con infecciones respiratorias. El estudio mostró que esta estrategia de prescripción resultaba de utilidad para los profesionales en situaciones de incertidumbre diagnóstica, ofreciendo a los pacientes una red de seguridad a la hora de gestionar su problema de salud y representando una oportunidad para educar a los pacientes sobre el uso adecuado de los antibióticos, otorgándoles una mayor autonomía.
La investigadora Gemma Mas, profesora de la Escuela Universitaria de Enfermería de Sant Pau, coordinadora del Grupo de Investigación en Cuidados Enfermeros y primera firmante de ambos estudios, señala que «la prescripción diferida es utilizada por los profesionales en casos de duda y además , en situaciones muy concretas, como antes del fin de semana en el que el paciente no puede realizar de nuevo una consulta en su centro de atención primaria en caso de empeoramiento.” Además, añade que “la prescripción diferida es una oportunidad para educar a la población sobre este tipo de infecciones, los antibióticos y cuando éstos son necesarios” .
Estos expertos de Sant Pau explican que la prescripción diferida implica que, en los casos en los que el pediatra o médico de familia tiene dudas sobre si la infección es bacteriana o vírica y, por tanto de la necesidad de indicar antibióticos a un paciente en debido a su estado clínico en ese momento, se prescribe una receta y también se explica al paciente o persona responsable la historia natural de la enfermedad y cuándo debería considerarse utilizar la receta. «Los días que, en principio, el niño o la niña puede estar con estos síntomas y cuáles serían los signos de alarma. Así, los padres o la persona afectada puedan valorar si al cabo de unos días necesita o no utilizar esta receta . Es decir, se les da un consejo estructurado y las pautas de actuación en función de la evolución de la enfermedad«, detalla la Dra. Gemma Mas, quien destaca que esta estrategia proporciona una red de seguridad, empodera a los pacientes y educa sobre el uso adecuado de los antibióticos.
“Por ejemplo, ante una otitis, podemos explicar que si después de 3 días el enfermo no mejora, o si pasadas 24 horas está mucho peor, es necesario que considere utilizar la receta que le hemos dado”. En este ejemplo, si el niño o niña mejora, pues se ha evitado el uso innecesario de un antibiótico -con lo que conlleva en términos de efectos adversos y riesgo de generar resistencias- o la necesidad de volver al médico a buscar la receta en caso de empeorar, según explica la Dra. Gemma Mas.
Por su parte, el Dr. Pablo Alonso comenta que, aunque la prescripción diferida está solo relativamente implantada en los centros de atención primaria en Cataluña, todavía existe margen de mejora. La carencia de especificidad en las guías clínicas y la necesidad de herramientas más detalladas fueron identificadas como áreas de mejora para una implementación más efectiva de esta estrategia.
En resumen, la prescripción diferida de antibióticos emerge como una herramienta valiosa, no sólo para reducir los costes y resistencias bacterianas, sino también para apoderar a los pacientes y educar sobre la necesidad real de antibióticos en casos específicos.
Estos expertos destacan que esta estrategia de prescripción diferida «es una estrategia centrada en el paciente, que nos proporciona una gran oportunidad para educarle y empoderarle para la toma de decisiones«.
El Dr. Joaquín López-Contreras, director de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y responsable del Programa de infecciones nosocomiales y política antibiótica del Hospital de Sant Pau indica que «la utilización de la prescripción diferida en el ámbito de la atención primaria es una estrategia que ha demostrado que supone ahorro en el uso de antibióticos innecesarios y, por tanto, debe tener una repercusión en la progresión de las resistencias bacterianas en la comunidad«.
Desde su punto de vista, estos estudios aportan evidencia científica, «ahora es necesario analizar por qué esta estrategia, que ha demostrado ya su eficacia, no está implementada al cien por cien y debemos intentar que se generalice, ya que, en además de ser positiva en lo que respecta a la satisfacción del paciente y la evolución de las resistencias, es eficiente en el sentido económico y esto también es importante para contribuir a la sostenibilidad del sistema de salud».
El Dr. López-Contreras ha recordado que existe una correlación entre el uso de antibióticos y el porcentaje de resistencias en las distintas áreas geográficas del mundo. «Los países del sur de Europa y los países del sur de Asia son consumidores muy importantes de antibióticos. Realizar en Atención Primaria este tipo de intervenciones que dan cultura a los ciudadanos sobre la trascendencia del uso adecuado de los antibióticos y que además ayudan a reducir su uso me parece una buena estrategia, con un enfoque global, para reducir el importante problema para la salud que suponen de las resistencias bacterianas”.
La confianza y una buena médico-paciente son factores clave para poder llevar a cabo esta estrategia, explica la Dra. María Quinteiro, pediatra del centro de atención primaria (CAP) Cerdeña, que utiliza la prescripción diferida con regularidad en su consulta. «Creo que es muy importante que como profesional conozcas al paciente a quien le estás explicando esto, que seas capaz de confiar en él y de hacerle un acompañamiento adecuado y que ellos también confíen en ti para llevar a cabo bien, de forma correcta, lo que les estás explicando. La educación es clave«.
Esta pediatra explica que cuanto más activos son los pacientes y más se implican en su enfermedad, normalmente se logran mejores resultados clínicos. «Pero por eso hace falta educación previa y acompañamiento si no, pues es imposible«.
El Dr. Albert Boada Valmaseda, referente de Atención Primaria en el Área Asistencial de Catsalut, recuerda que las resistencias a los antibióticos son un problema global, consideradas como una de las principales amenazas para la salud y la humanidad por la OMS. «La Atención Primaria es la principal prescriptora de antibióticos en la comunidad, y las infecciones respiratorias la principal etiología por la que se prescriben. Muchas veces esta prescripción es inadecuada, dado el origen vírico principal de estas infecciones. Es por eso que es necesario dotar estrategias para reducir la prescripción inadecuada de antibióticos«.
Desde el punto de vista de este experto, «la prescripción diferida de antibióticos debe ser una estrategia a promocionar en atención primaria para las infecciones respiratorias, dado que es el ámbito de mayor prescripción, y es bien aceptada por profesionales y pacientes. Estos estudios aumentan los conocimientos sobre la percepción de profesionales en su uso y sobre el coste-efectividad«.